Colegio Oficial Farmacéuticos Asturias

Oviedo, P. R. En las recetas médicas de la sanidad pública, a partir de ahora, aparecerá la leyenda: «es imprescindible la tarjeta sanitaria». Y se actuará con rigor a la hora de exigirla. Es uno de los aspectos que regulan el convenio suscrito ayer entre la Consejería de Sanidad y el Colegio de Farmacéuticos de Asturias que, según indicó el presidente de este último, dará estabilidad al sector y evitará las «tensiones e incertidumbres» que se registran en otras autonomías, especialmente las del Mediterráneo. Asturias tiene 457 oficinas, 30 botiquines y alrededor de 1.800 trabajadores en el sector, entre farmacéuticos y auxiliares.

El acuerdo, con una vigencia de cuatro años -el anterior era de 2007 y había sido prorrogado en dos ocasiones- trata de agilizar y hacer eficiente la prestación farmacéutica, así como mejorar la calidad, la accesibilidad y la seguridad, según indicó el consejero de Sanidad, Faustino Blanco.

Villazón destacó dos aspectos del nuevo convenio: el programa de dispensación de metadona, un proyecto «muy positivo y muy querido por los farmacéuticos», señaló, en el que participan unas 200 personas y 35 boticas. La novedad es que los afectados podrán tomarla en comprimidos.

El otro asunto que destacó y en el que también incidió Faustino Blanco es la progresiva implantación de la receta electrónica, que supondrá una mejora significativa en la calidad y en la eficiencia de la atención sanitaria y farmacéutica.

La tarjeta comenzó a implantarse el pasado mes de abril en el área sanitaria de Avilés y, en este momento, hay 32 farmacias utilizándola y se dispensan unas 1.500 recetas al día. Según el Consejero, a finales de verano terminará su implantación en esa zona y en el otoño comenzará en el área de Gijón, que acoge unos 300.000 habitantes. Su implantación, que finalizará en la primavera de 2015, ha permitido ya que 2.000 pacientes no hayan tenido que pagar por adquirir sus fármacos, una vez superado el importe del copago que les corresponde.

La tarjeta permitirá también conocer si hay enfermos que no adquieren los fármacos por problemas económicos, un problema que «preocupa» al Consejero pero sobre el que no se tienen datos fiables. Se habla de un 5% o un 10%, señaló.

«Con la tarjeta podremos compartir información en tiempo real entre el médico y el farmacéutico, y eso permitirá que el médico detecte si un ciudadano no saca la medicación adecuada», apuntó.

«Es un esfuerzo que vale la pena», declaró José Villazón. Y citó como otra de las ventajas el que los enfermos crónicos no deban ir obligatoriamente al médico a buscar las recetas.